Lo pensé bastante, durante varios meses, barajé los pro y los contra, analicé las reales posibilidades y, finalmente, a plena conciencia tomé la decisión; me compraría un plasma de 48 pulgadas. ¿y cómo no? Si tuvieron que pasar 12 años para que Chile clasificara nuevamente para ir a un mundial. “La patria está en juego…” le escuché decir a un hincha en el noticiero. Yo concluyo, la patria bien merece un esfuerzo de nuestra parte. Aquí se conoce realmente a los patriotas, aquí y en la solidaridad después del terremoto.
Por otra parte, los noticieros más las conversaciones con los amigos me hacían sentir cierta incomodidad en mi fuero interno, porque parece que todos renovaban sus televisores, compraban nuevas tecnologías, mejores sonidos y pantallas más grandes, planificaban como verían cada uno de los partidos de la roja de todos, se apertrechaban de pisco, chorizos, carne, empanadas y cerveza. ¿Y yo? Hasta aquí, ¡nada!
Así que, como dije, tomé la decisión pero, se me presentó un problema…¡cómo financiarlo!, no tengo ahorros, mi sueldo es más bien miserable. ¿Crédito? ¡Imposible! …mi fotografía la usan como fondo de pantalla en los computadores de las multitiendas (por si alguien me reconoce y me atrapan). En los bancos soy conocido como “Dicom man”.
De modo que al no tener alternativas acudí a mi jefe para pedirle un préstamo pero, el muy canalla y apátrida, me lo negó.
Entonces no me quedó más remedio que vender algunos bienes de la casa. Esto me trajo un tremendo conflicto con mi mujer quien, se aprovechó de esta situación para dejarme.
Como comprenderán, no era esto lo que yo buscaba, sin embargo no pude evitar su partida que, debo reconocer, me dolió y me dejó sumamente abatido. Pensé hasta en revertir todo lo hecho pero, prontamente, me sobrepuse, dediqué este sacrificio a los muchachos de la selección, pensé en la procesión que debe llevar por dentro, el chupete Suazo, por su lesión y me di cuenta que lo mío era bastante menos importante y eso, me hizo sentir muucho mejor.
Ahora, por las tardes, después del trabajo, me siento en suelo a ver las noticias, los pormenores del inminente inicio del mundial. La pantalla se ve espectacular colgada en las paredes desnudas del departamento.
Ah, olvidé decir que por la compra de mi super plasma me regalaron Coca Cola para dos meses así que a la hora del té, como dice la publicidad, destapo la felicidad y bebo y bebo Coca Cola y veo tele y destapo otra botella más, y me duermo casi con un placer orgásmico, frente a mi pantalla.
Después de todo creo que finalmente estoy en paz, encontré mi centro, en el centro de la habitación y por esta tranquilidad que me embarga, me atrevo a extenderles una invitación; todo el que quiera ver, en forma espectacular, en alta definición, el primer partido de Chile, puede venir a mi departamento, será un agrado para mí compartir mi joyita. Solo tiene que traer un piso para sentarse y un vaso…la coca la pongo yo.